lunes, 9 de mayo de 2016

Día 24. A Fábrica de Vilanova. Allariz. Ourense.



Buenos días chic@s, esta semana publicamos con 7 días de retraso, la semana pasada anduvimos de ruta gastronómica por el norte, a caballo entre León, la boda de Chaves, Ourense y Lugo, mucho trajín como para pararme un rato a preparar la entrada. Pero hoy venimos con las pilas cargadas a tope y mas fuerza que nunca si cabe.

Nos disponemos a contaros nuestra segunda visita al restaurante de André Azúa, A Fábrica de Villanova.

En 2004, André transforma en restaurante una antigua fábrica de curtidos del siglo XVII. Situado en Allariz, un pueblo precioso y en un marco incomparable, al restaurante se puede acceder a pie por el puente romano que cruza el río Arnoia. Rodeado de zonas verdes y arboledas, la tranquilidad se agradece en estos tiempos de ruido y estrés que vivimos, es la primera señal de que algo bueno nos espera. 


El edifico es enorme y precioso, la decoración esta cuidada hasta el mínimo detalle, manteniendo parte de la "maquinária" de la antigua fábrica, como por ejemplo la rueda de piedra. Disponen de varios espacios donde poder comer, tienen mesas en los corredores exteriores a parte de las numerosas estancias interiores.

Pasamos al menú, no nos preguntéis porqué, pero ya en nuestra primera visita nos dejamos aconsejar totalmente por André y esta vez no iba a ser distinta, ni siquiera miramos la carta, lo dejamos todo en sus manos, para que pudiera sorprendernos a su antojo. Tenemos la suerte que nos encanta todo.



Empezamos con el aperitivo, un crujiente de parmesano con mouse de anchoas. Una delicia poder comer con las manos, algo que se ha perdido hace tiempo y ahora se esta volviendo a recuperar. Una mouse suave que aun así, nos hace sentir la anchoa.




Cuando vimos el primer entrante casi se nos saltan las lágrimas. Somos amantes del tartar, éste de atún con aguacate y trufa negra. Sencillo y perfecto a la vez, la yema, intuyo que de huevos caseros o de corral, funciona siempre a las mil maravillas como unión de todos los elementos.



Segundo entrante. Timbal de manzana con brie y Oporto. Buena mezcla, la leve acidez de la manzana va genial con el queso, igual un queso mas potente mejoraría el plato, pero ya sabéis que todo esto va en gustos.



Pasamos al pescado. San Martiño con ajo negro. También conocido como pez de San Pedro, venía acompañado con un couscous negro. Carne firme y jugosa, los que habéis probado este pescado sabéis de lo que hablo, punto de cocción perfecto. La ración grande, igual demasiado, mi esposa ya empezaba a resoplar, temiendo no llegar a la carne jajajajajaj 

 

Cachucha prensada con piñones y crema de chirivía. Cachucha es como los gallegos llamamos a la careta de cerdo. Que delicia de plato, los piñones se iban encontrando en cada bocado, la carne exquisita, con los jugos del guiso, potentes y sabrosos, todo una delicia, Yoli solamente pudo probarla, siempre reserva un hueco para el postre, o postres en este caso. 

Supongo que sabéis el amor por el pan que tenemos los gallegos, André y su equipo, hacen el pan ellos mismos. Un pan de calidad, como nos gusta a nosotros.

Como para el menú, en el vino también nos dejamos sorprender, y vaya si lo consiguieron. Dada mi ignorancia vinícola tuve que hacer bastante trabajo de campo para poder contaros algo sobre esta maravilla, es un vino blanco distinto a todo lo que habíamos probado. Podemos decir que de primeras sin probarlo huele a sidra, si a sidra, percibimos los aromas a manzana, pero en boca es totalmente distinto, entre frizzante y picante, es algo espectacular, novedoso y sorprendente, nunca habíamos tomado nada igual. Rubor Viticultores lo elabora con uvas Dorè, tienen sus viñedos cerca de Cebreros (Ávila). Si encontráis este vino y queréis probar algo único pedidlo, vais a flipar!!!!



Sin haberle comentado nada, a modo de pre-postre, André nos deleita con este helado de chocolate, sal, aceite y tejas de pistacho. Mi esposa es una loca del cacao, adicta diría yo, la carne apenas la podía probar, pero casi me deja sin helado. Que delicia, suave, delicado; helados de elaboración propia, toda cocina que se precie hoy día hace sus helados, tanto dulces como salados. La primera vez que probamos el chocolate con sal y aceite fue aquí, posteriormente lo vimos en mas restaurantes, pero la primera fue aquí hace unos cuantos años ya. 



Sin apenas sitio, pasamos al postre. Brownie Conrado y helado de hierba Luisa. Creo que no lo disfrutamos como deberíamos, el menú fue muy extenso y abundante, sobresaliente el helado de hierba Luisa de su propio jardín, fresco, aromático y cremoso. 

Como teniamos que desplazarnos a Chaves e íbamos con prisas, no tomamos café, ni espirituosos, tan comunes en la mesa gallega, pero si que aprovechamos la ocasión para adquirir un ejemplar del último libro de André "Cociña II", que él mismo nos firmó y acompañó con una maravillosa dedicatoria que casi me saca una lagrimilla.

Resumiendo, si algún día vais por Allariz u Ourense, os recomiendo pasaros a ver a André y disfrutar de su cocina, cocina con tradición, basada en el producto gallego, sin dejar atrás la cocina moderna y de vanguardia, pero sin olvidar nunca sus raíces. Amante de su trabajo, se nota esa pasión en cada plato. 

Que paséis una feliz semana, nos vemos el lunes que viene, disfrutad y comed mucho y bien..... 





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