viernes, 27 de noviembre de 2015

Día 3. Restaurante Pablo (León)


Bueno, vamos con otro de mis restaurantes preferidos, esta vez de la ciudad de León.
De todos es sabido la cultura que hay en todo el norte a la buena mesa y en León especialmente, con todos sus productos típicos de la matanza, carnes de caza y buenos caldos. 
Desde hace unos años unos cuantos chefs están desmarcándose de la cocina tradicional o como es este caso, dandole una vuelta a los platos típicos, cosa que me parece envidiable, ser capaces de transformar platos de la cocina de nuestras abuelas en platos de cocina moderna pero sin perder su identidad y por su puesto sin perder nada de esos sabores tan arraigados en la cocina de antaño. 
Así nos podemos encontrar deconstruciones de un cocido maragato o un botillo que solo mantiene su nombre en lo que a forma se refiere, vamos allá.


Esta fue nuestra primera vez desde que se cambiaran de ubicación al centro de León, justo detrás de la majestuosa catedral, la entrada ya nos da un adelanto de lo que nos vamos a encontrar en el interior.


Como en los restaurantes top de hoy día todo esta cuidado hasta el más mínimo detalle.

Ofrecen dos variedades de pan, ambos de calidad y de un horno local.

Empezamos con un aperitivo cortesía de la casa. Papel de morcilla, tan sorprendente en boca como visualmente.


Su bocata de calamares (curcuma, yuzu y arroz), el menu va de menos a mas, pero partiendo de un nivel muy muy elevado.

Trucha y pepino.

Una especie de taco de potro y oricios, llama la atencion que te inviten a comerlo con la mano, una costumbre que se pierde dia a dia y que a mi me encanta.


Pulpo y manitas, este plato nos dejó boquiabiertos, tanto por el punto del pulpo, espectacular, como por la mezcla tan perfecta con las manitas, un plato 10.


Foie y anguila, cuando un restaurante llega a este nivel de cocina es muy difícil mantenerse pero plato tras plato seguían subiendo la calidad, bocatto di cardinale, mi compañera se relamia una y otra vez, no se como le puede gustar tantisimo el foie.


Bonito, escabeche y miso, bocado muy delicado, el pescado se separaba lasca a lasca, punto de cocción perfecto, poco mas que añadir, no queriamos que se acabase.


Rabo de vaca deshuesado y nabicol agridulce, gran plato, carne jugosa y guarnición muy acertada, un plato redondo.


Miel, ciruela y tomillo. Postre perfecto, ligero, sin exceso de dulce y muy fresco, se agradece este tipo de final como colofón a un menú maravilloso.


Delicados petit fours para acompañar al cafe o infusión.

Resumiendo, creo que estamos ante la siguiente estrella Michelin de la ciudad, no veo diferencia con otros restaurantes poseedores de tal galardón, diría mas, les veo por encima de alguno que ya la poseen, pero este tema da para mucho, ni todos los que la poseen son los mejores, ni todos los mejores la poseen.

http://www.restaurantepablo.es